Realizar una campaña política para cualquiera de los tres niveles de gobierno y en sus diferentes espacios, es un reto que evoluciona en cada proceso electoral. En México hemos pasado del “si no quieres que gane el PRI ponle un tache en la boleta” de nuestros abuelos, a las noticias falsas en plataformas digitales para desacreditar al contrincante, pasando por los espectaculares con errores ortográficos y de contenido en los que el “trance” y el #hashtagcampaña sobresalen más que las propuestas, los mandiles para la “señora de la casa” y el “yo no compro las tortillas”, el esconderse en los baños de una universidad, y hasta el plagio de discursos procedentes de diálogos en series de internet.

Aunque no es sencillo hablar de la Piedra Rosetta en la política, es cierto que a medida que los tiempos sociales y culturales cambian, la comunicación y las estrategias deben hacerlo también para cubrir las exigencias de una vida cada vez más participativa en el país.

Comunicación persona a persona en una campaña “pie a tierra”:

En la primera campaña electoral en la que tuve el privilegio de participar, ya tenía la tarea de encargarme de la comunicación en plataformas digitales. Lo que aprendí de aquel momento es qué poco o nada sirve tener palabras si no existen los hechos.

Un candidato cercano a la gente, visitando y escuchando las problemáticas de la gente, un equipo de campaña sensible a las exigencias y comprometido con dar los mejores resultados, fueron elementos clave para que la gente se apropiase de las propuestas de gobierno, logrando en ese momento más del 33% de los votos que se registraron en urnas.

Recorrer las calles de todas las colonias, principalmente las menos favorecidas y con altos índices de violencia y rezago de servicios públicos, auténticas islas en una ciudad no tan grande pero sí superando los 450,000 ciudadanos inscritos en el padrón electoral, nos permitió conocer de viva voz las problemáticas recurrentes en puntos de alta concentración poblacional.

A su vez, la estrategia basada en el reconocimiento territorial permitió que la gente participara activamente en la divulgación de los contenidos que compartimos en redes sociales y medios digitales, dando paso a una consolidación de imagen política favorecida por la opinión pública y los medios de comunicación.

Es fundamental conocer el histórico de la participación electoral, abstencionismo, voto nulo, voto duro y el voto de castigo, para establecer una estrategia político-electoral que pueda llevarnos al triunfo.

Con una estructura de partido, como es tradicional en México, esta tarea no parece tan difícil. Sin embargo, hablemos de las candidaturas independientes que se abrieron para el proceso electoral del 2015, y particularmente del exitoso trabajo del equipo de Pedro Kumamoto, candidato -en ese momento- a diputado local del distrito X correspondiente a Zapopan: además del trabajo atendiendo la comunicación en redes sociales, el equipo de Kuma entregó calcas para automóviles y separadores de libros, con la estricta tarea de hacerlo únicamente cuando se lograron contactos personales directos en los que tuvieron la oportunidad de exponer en minuto y medio las ideas básicas de la campaña y el perfil del candidato. Pasaron de ser un equipo de 17 jóvenes entusiastas a ser un ejército de 1,500 voluntarios, logrando juntos más de 50 mil votos que les dieron el triunfo en el único distrito que no ganó el “partido de moda” en Jalisco.

Comunicación político-electoral en medios masivos de comunicación, como televisión y radio:

En el pasado proceso electoral intermedio realizado en este 2017, en el que se decidieron cargos de elección popular en cuatro estados de la República Mexicana y particularmente en el Estado de México, siendo este un bastión importante y referente para lo que se avecina en el 2018, tuvimos la oportunidad de observar en el monitoreo de medios un equilibrio relativo de impactos entre los tres principales candidatos: Alfredo Del Mazo González (PRI), Delfina Gómez Álvarez (Morena), y Josefina Vázquez Mota (PAN).

Por poner un ejemplo, en el monitoreo realizado por el Instituto Electoral Estatal del 3 de abril al 2 de mayo, se registraron un total de 7 mil 302 menciones, de las cuales 6 mil 17 fueron en radio y mil 285 en noticiarios de televisión.

De lo anterior resalta que se concentraron entre los tres principales candidatos un aproximado del 67% de las menciones, dejando en total desventaja al candidato Juan Zepeda Hernández (PRD) y a los candidatos independientes.

Claramente el comportamiento en las urnas se reflejó con el triunfo del candidato priísta por encima de la candidata de Morena, por un margen de menos del 3%, según lo dejó establecido el conteo de votos del PREP.

La valoración de las menciones en los medios de comunicación, según sean positivas o negativas, constituyen todavía un referente para formar una opinión con respecto a un candidato a ocupar cualquier cargo de elección popular, por lo que debemos cuidar al máximo la forma en cómo comunicamos y cómo contrarrestamos los negativos, haciendo énfasis en las formas propositivas y dejar de lado las estrategias denostativas.

Comunicación en plataformas digitales:

No es la menos importante, pero sin las anteriores difícilmente lograremos mantener una comunicación positiva que se capitalice en votos el día de la cita en las urnas. De tal forma que lograr consolidar una imagen que llame a la acción y sobre todo a la elección, en un país donde más del 90% de los usuarios de internet  tienen cuentas activas en Facebook y Twitter, resulta una tarea titánica.

En tiempos como los nuestros, en los que la información fluye como río desbordado y nos enfrentamos a memes, trolles, bots, notas falsas y otros fenómenos digitales, el reto de posicionar a un candidato o una candidata es complejo.

En aras de la libertad de expresión, muchos optan todavía por las campañas sucias que buscan denostar a los otros actores políticos que contienden en el mismo proceso electoral, y si a esto le sumamos “errores” virales, es casi un tema casi imparable.

Lo cierto es que a la par, tenemos en nuestro camino una gran comunidad de usuarios cada vez más críticos y exigentes, por lo que es necesario planear estrategias sólidas y potentes, que den cabida al debate abierto y plural donde todas las voces sean escuchadas y atendidas.

Para esto, necesitamos contar con un equipo experimentado, profesional y ético, con una alta capacidad de reacción inmediata ante una crisis de comunicación, la contención de daños y en consecuencia la transformación de cualquier potencial problema en una oportunidad.

Nuestra “Piedra Rosetta” es entonces la base tripartita que nos permita consolidar una estrategia integral, en la que todo nuestro trabajo se concentre en una comunicación eficaz y eficiente, en torno a los usuarios, los ciudadanos participativos y el contacto directo que dé voz a la pluralidad.

El camino a una democracia incluyente se construye de la mano de la gente, no hay candidato todo poderoso, pero sí existe el trabajo colaborativo y horizontal en el que vale más un resultado positivo que el ego siempre de tener la razón o la verdad absoluta.

Recordemos que quienes votan son los que mandan en un gobierno democrático. No es romanticismo, sino la realidad que queremos, como la queremos y con los resultados mejores para toda una comunidad.

En este día...


1 comentario

Los millennials, las emociones y la forma de hacer política. » Software Libre y Comunicación · 17/07/2017 a las 8:01 AM

[…] comunicación política ha cambiado también en función de lo que esperan recibir las y los usuarios, cada vez más exigentes y […]

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