Cada día escuchamos más y más iniciativas, jornadas, charlas, talleres, … relacionados con palabras/tecnicismos entorno a una nueva forma de gobernar y participar, denominadas o-gov, open goverment, gobierno electrónico, gobierno abierto, open data, interoperabilidad… y se sigue incrementando tanto el número de conceptos como las dudas existentes.

No sé si seré un académico del tema, pero sí que quiero compartir mi idea de algunos de estos conceptos y hacia donde vamos, sin olvidar mi intervención en el pasado I Congreso Internacional de Telecentros, en la que además de representar a mi Asociación, pude dar la visión de la ciudadanía junto a primeras figuras nacionales e internacionales del tema.

Así que lo primero, aclarar algunos ideas o compartir algunas reflexiones. ¿Qué es gobierno electrónico? Es la forma que tienen las Administraciones públicas (gobiernos) de mostrar información, trámites, realización de gestiones, consultas, etc. Es lo que denominaríamos como portales de información y gestión que las diferentes entidades públicas han ido habilitando, o lo que es lo mismo, tecnologías aplicadas en las administraciones.

Tecnologías, estándares, procedimientos, métodos que en muchas ocasiones lamentablemente, siguen sin estar en consonancia con leyes aprobadas como la LAECSP o el Esquema Nacional de Interoperabilidad, ya que ni respetan los derechos de los ciudadanos, ni facilitan la interconexión entre las diferentes entidades/plataformas, y todo ello porque se sigue forzando a usar formatos cerrados, plataformas privativas, estándares de multinacionales norteamericanas, etc., en detrimento de la libertad tecnológica.

Por otro lado, nos encontramos con el open goverment o como yo suelo traducirlo, gobierno abierto y participativo, cuya idea ya no solo es informar y tramitar, sino también realizar una verdadera comunicación con la ciudadanía y en ambos sentidos, además de forma transparente y participativa.  Pero ojo, hablamos de una participación y comunicación activa y en tiempo real, nada de comunicaciones asíncronas o unidireccionales.  En este caso se encuentra el archiconocido proyecto del gobierno vasco: Irekia, aunque existen otros muchos, como Participa en Andalucía, que lamentablemente se muere por inanición.

Y luego nos encontramos con la reivindicación de Open Data, o lo que es lo mismo, con la liberación de los datos (la información) que las administraciones tienen de la ciudadanía, que está muy estrechamente relacionado con el o-gov, pero que algunos separan porque aunque directamente relacionados, yo diría estrechamente relacionados, no necesariamente son la misma cosa.

Se siguen anunciando nuevos proyectos, nuevas formas de gobernanza, nuevos proyectos entorno al oGov, pero sin embargo, en muchas ocasiones siguen sin llegar a la ciudadanía, siguen sin ser canales verdaderos de comunicación bidireccional, de participación ciudadana, y es a esto a lo que denominé el divorcio del oGov. Me explico, por un lado la ciudadanía exige nuevas formas de acceder a la información, de trasladar el descontento a nuestros gobernantes, nuevas formas de trasladar ideas a nuestros legisladores o representantes políticos, y nuevas formas de interactuar con las diferentes administraciones públicas,  y por otro, nos encontramos con los proyectos políticos o públicos de gobiernos electrónicos, de gobiernos abiertos, de open data….

Sin embargo, en la mayoría de los casos, ni los proyectos que surgen de la administración atraen la suficiente atención ni participación de la ciudadanía, ni ésta es capaz de ser escuchada. Es a esto a lo que me refiero con el divorcio existente entre ambas partes.

¿Y a qué se puede deber todo esto? Pues yo comenzaría con un desencanto generalizado de la ciudadanía a las propuestas de nuestros políticos, que lamentablemente -y aunque las generalizaciones nunca son buenas- han perdido la credibilidad, bien por constantes escándalos, bien porque han “regastado” conceptos, bien porque han demostrado que no se creían con el ejemplo lo que predicaban, bien por falta de convicción en las herramientas que generan o falta de uso, comunicación,….

¿Y ahora qué? Lo primero lograr una comunicación directa e incremento de la credibilidad, hay que eliminar intermediarios, “farándula comunicativa”, hay que dotar de contenidos, hay que hacer uso proactivo y no mediático de las diferentes herramientas/plataformas… En resumen, hay que realizar un ejercicio de escucha activa real y hay que dotar de credibilidad los proyectos.

En este día...


Ramón

Apasionado del Conocimiento Libre y de las personas. Autor de Software Libre y Comunicación

5 comentarios

imontero · 25/02/2011 a las 11:51 AM

Gran post, me quedo con tu ultima frase: "hay que hacer uso proactivo y no mediático de las diferentes herramientas/plataformas…"
Resume muy bien basicamente lo que esta pasando …
Saludos,
Ildefonso.

    Ramón · 25/02/2011 a las 7:29 PM

    Gracias Ildefonso, eres muy amable, me alegra te guste. A tu disposición

josepjc · 26/02/2011 a las 1:36 PM

"hay que hacer uso proactivo y no mediático de las diferentes herramientas/plataformas…"
Añadiría: "y no mediático o político"
Los modelos que mencionas son solo adaptaciones del o-government al modelo político actual y solo funcionan a corto plazo, si funcionan.

A medio plazo producen los efectos ya conocidos que mencionas: desencanto, falta de participación, etc.

Pedro A. González Pérez · 22/02/2019 a las 11:39 AM

La cuestión no es simple ¿Dónde está el límite entre democracia representativa con participación ciudadana y democracia directa? El balance (o su ausencia) entre ambos conceptos es el que produce roces y disfunciones. No es posible que ambos coexistan. Y, en muchos casos, cuando se habla de gobierno abierto y democracia participativa, en realidad se están haciendo planteamientos muy cercanos a la democracia directa, sin intermediarios.

Por tanto, en mi opinión, lo primero es delimitar claramente esos límites y ser conscientes de que existen (y deben existir). Pero mucho me temo que se está haciendo uso del concepto «Participación ciudadana» como una especie de mantra que, en la mayor parte de los casos, no está soportado por un corpus teórico suficiente, sólo por deseos de cambio, sin más.

    Ramón · 23/02/2019 a las 4:21 PM

    Cierto PEdro, muchas gracias por participar y compartir tu valiosa reflexión. Abrazos

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